
Eligio Salamanca y Patricio Vilches: El Legado del primer y último Global Teacher Prize Chile
En sus 10 años de historia, el Global Teacher Prize Chile ha dejado una huella imborrable en la educación de nuestro país. Más que un simple galardón, ha sido una plataforma para reconocer y destacar a cientos de docentes cuyas historias han transformado comunidades educativas enteras.
Un claro ejemplo de este impacto es la historia de Eligio Salamanca, el primer ganador del premio en Chile. Oriundo de Pucón, Eligio se convirtió en el «Nobel de la Enseñanza» gracias a su compromiso con la formación ambiental y la integración. Su visión educativa demostró que la pasión por la pedagogía puede generar un cambio profundo y duradero.
Otra historia inspiradora es la de Patricio Vílches, conocido en redes sociales como «El Profe Solito». Desde el valle de Cabildo, en la Región de Valparaíso, este profesor unidocente combina la tradición con la innovación para motivar el aprendizaje de sus estudiantes. Su labor demuestra que la dedicación y la creatividad no tienen límites.
En esta primera entrega de «10 años, 10 historias», te invitamos a redescubrir el impacto de estos profesores. Conoce qué ha sido de sus vidas tras el premio y cómo sus trayectorias siguen inspirando a educadores, futuros docentes y, lo más importante, a sus estudiantes.

Eligio Salamanca: El primer GTP Chile
A simple vista, la vida del primer profesor GTP en la edición nacional, no tuvo grandes cambios después del premio, sin embargo esto no puede estar más alejado de la realidad. Durante estos últimos 10 años, el ganador del nobel de la enseñanza chileno continuó con su proyecto educativo, ahora como director, de la Escuela Básica de Quelhue, misma escuela donde ha estado por 37 años, impactando en cientos de vidas en la realidad rural.
A pesar de haber tenido otras ofertas, ha decidido permanecer allí, «respondiendo a la necesidad de los padres y de los estudiantes». Los resultados se ven en el tiempo, como el aumento de la matrícula y la profesionalización del equipo docente. Además, la visibilidad del premio ha atraído a universidades y fundaciones que buscan colaborar con su proyecto educativo.
Para Salamanca, el Global Teacher Prize significó una transformación personal y profesional. En lo personal, fue un «darse cuenta» de lo que era capaz de lograr y del impacto de su trabajo diario. «El premio me ayudó a dimensionar el reconocimiento que tiene el trabajo consciente y constante de buscar lo mejor para los estudiantes», comenta el docente.
Profesionalmente, el galardón le abrió puertas impensadas, como la oportunidad de viajar, conocer experiencias educativas en otros países y, sobre todo, formar redes con la comunidad global de profesores del Global Teacher Prize. «Puedo interactuar con quienes tienen afinidades en los contextos en los que trabajamos, y eso se transforma en una ayuda muy significativa», explicó el profesor en una entrevista realizada por el equipo de Elige Educar.
Sobre las oportunidades que se le han abierto, destaca dos: la primera, el haberse hecho conocido. Esto le ha permitido establecer redes de apoyo con líderes educativos y figuras de alto nivel, tanto a nivel nacional como internacional.
Su participación como jurado en las versiones chilena e internacional del GTP le permite «actualizar la motivación por la docencia». La segunda, la responsabilidad que conlleva el premio. Ser un referente lo ha impulsado a mantenerse actualizado y a perfeccionarse continuamente, un compromiso que siente que debe mantener para seguir siendo un mentor para los profesores más jóvenes.
A los nuevos docentes, Eligio les aconseja: «Esa misma disciplina, ese mismo emprendimiento, ese mismo esfuerzo que esperamos que los estudiantes tengan, es lo que nosotros debemos encarnar». A sus colegas con más experiencia, les recuerda que las dificultades, aunque muchas, ayudan a desarrollar habilidades para enfrentarlas. «La resiliencia y la capacidad de enfrentar desafíos tiene que estar siempre en el profesor».

Patricio Vílches: El Profe Solito
Para Patricio Vílches, el premio ha sido una validación de su trabajo. «He aprendido a valorarme más y a ser más consciente de mis capacidades profesionales», afirma. Este reconocimiento le ha permitido elevar las expectativas que tiene de sí mismo y de sus alumnos. «Siento que tengo una proyección distinta a la que tenía antes», dice, y destaca lo «bonito» de este proceso de autovaloración.
El galardón generó cambios sustanciales en su escuela rural. Más allá de los aportes materiales, lo más significativo fue que su comunidad «aprendió a valorar la educación campesina». Estudiantes, apoderados y funcionarios se han dado cuenta de la importancia de su labor y de cómo su entorno se puede usar como herramienta pedagógica.
Sobre las oportunidades que se le han abierto, Patricio destaca dos grandes líneas. La primera, los aportes materiales para su escuela, logrados a través de las redes de apoyo que pudo construir gracias a la visibilización del premio. Esto es fundamental para una realidad unidocente y con precariedades. La segunda y más importante, «la enorme red de contactos» que ha construido con fundaciones, universidades y entidades de gobierno. «He recibido invitaciones de distintas partes y estoy feliz trabajando en muchas instancias de aporte pedagógico», relata.
Su mensaje para los nuevos profesores es que «crean en ellos, crean en sus sueños» y sepan que los logros son fruto del trabajo arduo y silencioso. A los más experimentados, les pide que no pierdan la pasión. «Esta es una carrera de largo aliento», comenta. «Los frutos se ven a largo plazo, por lo tanto, no hay que perder ese empeño». Concluye que la clave del éxito está en el trabajo constante, con pasión y perseverancia.